viernes, 23 de diciembre de 2011
Viviana Canosa, intima y feliz. Nota en la revista Caras.
Está diferente. Sonríe y sus ojos cobran un brillo especial. Ese que devela un alma en plenitud. El de la felicidad. Su exterior también manifiesta una mujer distinta. Después de muchos años como "la Colorada", decidió cambiar y hoy luce una figura espléndida, con su cabello castaño con brillos dorados. Su metro setenta y cinco destila sensualidad, y a los 40 años se siente dueña de ese poder. Viviana Canosa se despierta temprano y luego de desayunar junto a sus mascotas Tila y Negrita, corre a la radio (Vale 97.5). Después de mediodía, regresa a su piso de Recoleta para una pequeña siesta y ya dirigirse al Canal para hacer su programa. También experimentó en C5N con entrevistas a políticos y hasta se animó a publicar su primer libro, "Basta de miedos". Y nada es casual en su vida. Después de 17 años, decidió "patear el tablero" y separarse. Al poco tiempo comenzó una relación con el millonario Bruno Barbier (45), que terminó tan rápido como arrancó. Pero ella siempre parece dispuesta a ir por más. Y se volvió a enamorar. Esta vez de Alejandro Borensztein (51), arquitecto y columnista, hijo del recordado " Tato " Bores.
—¿Demasiados cambios para una sola vida..?
—Como digo en mi libro, es mi historia de vida. Soy yo. Viviana ciento por ciento. Libertad, sensibilidad, sinceridad... Antes era inaccesible. Tenía que demostrarme y demostrarle a los demás que era fuerte porque, en realidad, era insegura y vulnerable. Mostraba todo lo opuesto a lo que soy. Todo me costó mucho en la vida. No era una persona feliz y tenía todo para serlo. Por lo menos tenía lo que la gente busca. Y empecé a cambiar a partir de mi separación. También el viaje a Haití para hacer notas, fue un quiebre en mi vida. Ese mundo era el contacto con la muerte, y no fue casual. Porque yo estaba tan muerta como esa gente... Sentía que lo tenía todo, pero no era feliz. Nada me motivaba. Por eso le dediqué tanto tiempo a mi trabajo. En Haití me sentí despojada y me encontré con mi alma.
Fui al límite total. Y el cambio físico llegó solo. Porque me había inventado un personaje para sobrevivir que era fuerte. Esa "colorada" que no se veía vulnerable.
—Como afirma en su libro, ¿cargaba una mochila llena de miedos?
—Sí... Una mochila con amor, desamor, abandono, oscuridad, rencor y muchos miedos que debía sacar, exorcizar.
—¿A partir de allí se sintió liberada?
—Sí, me humanizó. Porque las divas nunca cuentan su verdad y yo me desnudé. Soy de la nueva generación; imperfecta y me animé a mostrarme. A partir de eso hasta me siento más linda, en armonía, en paz, con mucha luz. Todas sensaciones que me elevan. Antes tapaba mi cuerpo, sólo quería que se viera mi cabeza. Hoy siento que es genial ser bella, mostrarlo y experimentar el poder que eso da, sumado a mi inteligencia. Y hoy voy por la vida sin peso, más relajada. Todos podemos, y si no debemos pedir ayuda. Como le dije una noche hablando por teléfono con Bruno (su ex pareja): "Cuanto más bravo es el mar mejor nado"...
—¿Hoy cómo se ve?
—Siento qué soy lo más parecido a la mujer que siempre quise ser.
—Cuando se mira al espejo, ¿le gusta la imagen que refleja?
—Siempre me gusté frente al espejo. Trabajo para eso. En esta etapa medito, hago yoga, "deeksha" (técnica de imposición de energías), caminatas. Y todo eso, más el amor, me hace sentir una mujer ciento por ciento. Es mi etapa de disfrute total. Y hoy, cuando me veo al espejo, me siento equilibrada, con mis chacras alineados.
—¿Cómo subió su 'autoestima después de la separación?
—Me sentí sola durante muchos años. Y cuando me separé, me descubrí por la mirada de un señor muy conocido del que me enamoré. Es muy importante que otro te mire. Por primera vez me sentí desnuda, aunque el señor no fue el indicado.
—Y el amor ¿qué lugar ocupa en su vida?
—Para mí el amor es todo. Porque cuando una mujer es exitosa, como yo, cuando entra en su casa, está sola. Por eso cuando le dije a Bruno esa frase, después le agregué, "y hoy en el mar, sólo quiero hacer la plancha". Ahora quiero cosechar todo lo que sembré. Siempre tenía que pagar un precio por lo que vivía. Y en el amor estaba en un momento raro. Porque cuando tengo una relación siento que es para siempre...
—¿Y llegó sin buscarlo..?
—El amor llega cuando estás relajada. Cuando termino una relación no me resulta fácil. Y como estaba abierta al amor, llegó... Pero intento vivirlo muy tranquila. Por eso cuando mi relación con Alejandro se hizo pública, me asusté un poco.
—¿Cómo vive ese amor que llegó inesperadamente?
—Conocí a una persona muy linda, que me hace sentir súper bien. Estoy enamorada. Siento que hoy vivo el mejor momento de mi vida y lo que se viene es lo mejor. Me siento plena como mujer. Yo amo el aquí y el ahora.
—¿Qué la enamora de u n hombre?
—Su sensibilidad, aunque luzcan bien machos y hasta parezcan duros. A la hora del amor siempre elijo hombres diferentes a mí, pero me acomodo. Enamorada, comparto todo. Me gusta que los hombres me hagan sentir. Yo siempre protegí, cuidé, alimenté y ahora quiero que me protejan, me cuiden y me alimenten. Antes era la que daba y hoy quiero recibir.
Siempre tenía que pagar un preció por mis relaciones. Ahora es si me amás, está todo bien, si no, seguí tu camino.
—¿Y cómo es una noche romántica ideal?
—No sé si soy romántica a la hora del amor. Lo que sí siempre fui en el amor es muy libre. Una noche ideal tiene que tener sábanas blancas, de hilos egipcios, chocolates, olor a nardos (como huele siempre mi casa), velitas, y buen sexo. Soy una geisha. Siento que soy muchas mujeres en una. Soy una buena organizadora de noches ideales. Pero, también, me gusta que me sorprendan.
—¿Cree que es un buen momento para ser madre?
—Nunca fue algo que me quitó el sueño. Soy muy madraza de los que me rodean, pero voy a tener un hijo el día que un hombre me diga que quiere tener un hijo conmigo. Cuando tenga una relación madura en la que los dos queramos un hijo. Porque en mis relaciones anteriores, cuando uno quería el otro no... No creo en la maternidad egoísta, en el deseo de una sola parte. Creo que de aquí para adelante sería un gran momento para hacerlo pero con una pareja firme. Porque educar un hijo, es con madre y padre.
—¿Dentro de esas nuevas ganas, también está el casamiento?
—Me encantan los casamientos. Y creo que hoy, de grande, haría todas las cosas que no hubiera aceptado de chica. Porque antes la boda me parecía una antigüedad. Pero todas las cosas en las que no creía de "pendex" hoy me parecen interesantes.
—¿Tendría sexo sin amor?
—Siempre me dio bronca que para tener sexo me enamoraba terriblemente. Y aún me sigue pasando. Quizá sea una asignatura pendiente que tengo el vivir una historia con un hombre sólo porque me gusta. Pero mi problema es que siempre busco la inteligencia de un hombre.
No me enamoran los cuerpos perfectos, dibujados de músculos. Así es que si voy a comer con un señor y n o hay una charla interesante, a la cama no voy. Nunca pude acostarme con un señor sólo por su cuerpo...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario