Viviana Canosa (41) llega pasadas las siete de la tarde, después de haber finalizado su programa en Canal 9, Más Viviana. Haber podido encontrar un lugar en su agenda fue toda una odisea. Durante la mañana, está a cargo de Hoy puede ser un gran día en Vale y los miércoles, se anima al vivo en Con sentido común (C5N).
Se le nota el cansancio, pero se para estoica y segura ante la cámara a. No duda y jamás deja de ser profesional. “Cada momento es importante y cada cosa tiene su tiempo. Ahora charlar con vos, después que me pase a buscar mi novio para ir a comer”, dice antes de la entrevista. Aunque parezca imposible, Viviana habla rápido y claro (como si fueran las diez de la mañana) y no se calla nada.
¿Cómo te sentís con este cambio de imagen y cómo lo tomó tu círculo íntimo?
Como el cambio lo vengo haciendo desde hace mucho tiempo, no me termino de dar cuenta tan conscientemente. Fue un cambio espiritual que luego tuvo su repercusión en el exterior. Estoy en una revolución constante y en un momento de gran libertad para probar lo que se me de la gana. El cambio fue súper bienvenido. La gente que me rodea conoce mi esencia. Pero antes no la mostraba tanto, porque este es un medio muy misógino, competitivo y falso. Como todo, pero acá encima te exponés mucho. Y por eso uno inventa un personaje. Hoy ya no tengo ninguno. Este es solo el comienzo y la gente se va a seguir sorprendiendo de mí. De todas formas, siento que es más una renovación que un cambio. Y por eso, necesité contar todo esto en el libro que publiqué, Basta de miedos. Estoy feliz con mi aquí y ahora. Hace mucho tiempo que dejé de pensar en el futuro como un momento de miedos.
Se le nota el cansancio, pero se para estoica y segura ante la cámara a. No duda y jamás deja de ser profesional. “Cada momento es importante y cada cosa tiene su tiempo. Ahora charlar con vos, después que me pase a buscar mi novio para ir a comer”, dice antes de la entrevista. Aunque parezca imposible, Viviana habla rápido y claro (como si fueran las diez de la mañana) y no se calla nada.
¿Cómo te sentís con este cambio de imagen y cómo lo tomó tu círculo íntimo?
Como el cambio lo vengo haciendo desde hace mucho tiempo, no me termino de dar cuenta tan conscientemente. Fue un cambio espiritual que luego tuvo su repercusión en el exterior. Estoy en una revolución constante y en un momento de gran libertad para probar lo que se me de la gana. El cambio fue súper bienvenido. La gente que me rodea conoce mi esencia. Pero antes no la mostraba tanto, porque este es un medio muy misógino, competitivo y falso. Como todo, pero acá encima te exponés mucho. Y por eso uno inventa un personaje. Hoy ya no tengo ninguno. Este es solo el comienzo y la gente se va a seguir sorprendiendo de mí. De todas formas, siento que es más una renovación que un cambio. Y por eso, necesité contar todo esto en el libro que publiqué, Basta de miedos. Estoy feliz con mi aquí y ahora. Hace mucho tiempo que dejé de pensar en el futuro como un momento de miedos.
Pero hoy vos pensás en el futuro, porque más allá de este cambio, la elección de tus trabajos no es casual.
Totalmente, pero me refería a un futuro, como un miedo en sí mismo. El miedo al miedo. Miedo al pasado también. Tengo muchas ganas de que me pasen cosas lindas y las estoy experimentado. Me siento plena.
En el mundo profesional, la mujer parece estar en una situación de poder, pero muchas veces la realidad no es esa. Vos te sentís y expresás como una mujer poderosa.
Creo que mi caso es distinto y no lo digo de soberbia. Mi poder es poderoso. No soy una conductora a la que mirás solo por la ropa que se puso. Creo que todos saben que adentro hay contenido. No tengo competencia porque me la juego todo el tiempo y no tengo pelos en la lengua. Soy políticamente incorrecta, no me asusta nada. Cuando pasó la tragedia de Once, me fui con C5N a la estación y en Más Viviana convoqué a los familiares de las víctimas. Tengo un lugar de poder y lo utilizo. No conozco muchos otros que vayan inclusive contra sus propios intereses. Yo voy por más. En ese sentido, me siento un poco sola. Tengo la capacidad para convocar muchas historias, ayudar a la gente. Me gusta desafiar a los poderosos.
¿Sentís que está dado el espacio para que distintas voces se expresen?
No. No es un momento para ser políticamente incorrecta en la tele. Es muy difícil y por eso tiene mucho valor hacerlo. Me gané un lugar y puedo desafiarme todo el tiempo. Soy espontánea. Hay que disfrutar de lo que uno dice y no premeditarlo.
¿Cuánto lo premeditabas antes, entonces?
Igual antes tampoco lo premeditaba. Siempre fui muy peleadora.
Totalmente, pero me refería a un futuro, como un miedo en sí mismo. El miedo al miedo. Miedo al pasado también. Tengo muchas ganas de que me pasen cosas lindas y las estoy experimentado. Me siento plena.
En el mundo profesional, la mujer parece estar en una situación de poder, pero muchas veces la realidad no es esa. Vos te sentís y expresás como una mujer poderosa.
Creo que mi caso es distinto y no lo digo de soberbia. Mi poder es poderoso. No soy una conductora a la que mirás solo por la ropa que se puso. Creo que todos saben que adentro hay contenido. No tengo competencia porque me la juego todo el tiempo y no tengo pelos en la lengua. Soy políticamente incorrecta, no me asusta nada. Cuando pasó la tragedia de Once, me fui con C5N a la estación y en Más Viviana convoqué a los familiares de las víctimas. Tengo un lugar de poder y lo utilizo. No conozco muchos otros que vayan inclusive contra sus propios intereses. Yo voy por más. En ese sentido, me siento un poco sola. Tengo la capacidad para convocar muchas historias, ayudar a la gente. Me gusta desafiar a los poderosos.
¿Sentís que está dado el espacio para que distintas voces se expresen?
No. No es un momento para ser políticamente incorrecta en la tele. Es muy difícil y por eso tiene mucho valor hacerlo. Me gané un lugar y puedo desafiarme todo el tiempo. Soy espontánea. Hay que disfrutar de lo que uno dice y no premeditarlo.
¿Cuánto lo premeditabas antes, entonces?
Igual antes tampoco lo premeditaba. Siempre fui muy peleadora.
Pero dijiste que podés ser políticamente incorrecta. No obstante, Daniel Scioli accedió a que lo entrevistaras en tu programa de C5N. Y eso es algo que no se le otorga a muchos.
Una vez Adad me dijo: “Vos sos una Doña Rosa aggiornada”. Puedo estar hablando con un cartonero, con un gobernador, con un colega, pero pregunto con sentido común. Siento que me sobra calle. Todos se piensan que me quedo detrás del vidrio polarizado del auto importado. Todos los viernes en el programa de radio voy a la casa de los oyentes y cuento cómo viven. La semana pasada estuve en el Garrahan. Como comunicadora me gusta estar en el lugar de los hechos, escuchar a los otros y que ellos cuenten qué pasa. Siento que no estoy en pose. Antes no estaba relajada y tenía más enemigos. Hoy no los registro, aunque los tenga. En verdad, siempre fui mi única enemiga. Tengo el poder de mi vida, antes lo cedía bastante. Y por más que te critiquen o te halaguen, cuando te vas a dormir estás sola con tu cabeza.
¿Podrías vivir sin la radio?
No, no podría. Con el programa de radio pasa algo particular. Tengo oyentes totalmente variados: mozos, amas de casa, médicos…hasta ministros. Soy multitarget. Puede pasar que me sienta mejor un día con la tele y otro con la radio. Pero soy tan yo en todo, que experimento un poco de vértigo. Obvio que me guardo algunas cosas de mi vida, pero siempre soy Viviana.
Y hoy, ¿cómo te sentís en el mundo de los chimentos?
Me gusta la frivolidad, pero siento que estoy yendo hacia otro lado. No soporto tanto pelotudeo. Lo banco cuando es genuino y nos divertimos todos. No voy a mentir, yo también tengo mis momentos pelotudos y la paso genial. Pero sueño con un programa de tele distinto. Algo que mezcle la radio, la tele, un poco lo autobiográfico, cocinar, recomendar una película. Todo eso soy yo. La tele está muy pacata y no se animan a darle un respiro extra a los que están buscando otra cosa.
¿Qué tipo de gente te sigue?
La verdad que no tengo fans, tengo afines. Fans suena como loquitos que te persiguen sin rumbo. Para mí, todos somos un gran grupo de terapia donde tenemos algo para enseñarle al otro. Y me gusta el horario en el que estoy en Vale, de 7 a 10, porque está genial despertar a la gente.
En el caso de Hoy puede ser un gran día, se nota que es muy descontracturado, que casi ni se programa lo que vas a decir al aire…
Es tipo reality. Yo me siento, digo “Buen día” y ahí recién empieza. Me desconecto de lo que me puede estar pasando en mi vida. Puteo a los políticos si tengo ganas, critico una película, bailo en el estudio. Siempre digo que el día que en la radio el teléfono no funcione, me muero. Necesito la presencia del otro, pido que me llamen. Jamás se lo que voy a decir, hacia dónde va a ir el programa. Preciso a la gente del otro lado.
Elegí una persona común y una persona pública que te gustaría entrevistar…
Me gustaría entrevistar a una persona que se está por morir, a alguien que le quedan seis meses de vida. Preguntarle qué cosas no nos podemos perder de nuestro paso por este planeta. Y me fascinaría entrevistar a Cristina (Kirchner). Me encanta debatir con personas con cabeza. Tengo muchas cosas para charlar con ella.
¿Cuáles?
Soy de la que pregunta en función del momento. Obviamente que para una persona tan importante necesitás preguntas técnicas previamente armadas. Pero la entrevista tocaría mucho su vida como mujer. Algunas veces me pongo a pensar: “Me levanto y me cuesta ir a la radio, porque me duelen los ovarios. Y ella es presidente, ¿cómo hace?”. Y no diría que todo es genial y divino; discutiría con ella. Pero, siempre con mucha onda y respeto. Sería buenísimo entrevistarla un domingo en la Quinta de Olivos, pero que ella esté en jean y zapatillas. Hablar de cuáles son sus miedos, angustias, cómo es estar sin el hombre de su vida, ¡preguntarle qué cosas dejó de lado y si vale la pena ser presidente! Saber si siente hartazgo. Me gustaría preguntarle por qué no estuvo en la tragedia de Once. Los cuidadanos les pagamos el sueldo a los políticos para que velen por nosotros y nos cuiden.
¿Está farandulizada la política?
Todo está farandulizado. Y siento que estoy cero farandulizada, aunque haya sido la profesión que me vio nacer. Me encanta la política y lamento que no haya una oposición seria. Los políticos no soportan una crítica y en ese sentido, se parecen a los famosos. Si es con respeto y con inteligencia, no tendría por qué molestarles. Me encantaría hacer política en algún momento.
En función de esto, ¿te das cuenta que tanto vos como Jorge Rial están transitando un camino parecido? Él con su programa de radio en La Red, vos con C5N.
Tanto él como yo ahora intentamos dar otro tipo de mensaje. Hasta mi programa de la tarde dejó de ser puro chimento. Me parece que mucha gente se quedó en el tiempo. Y no hay programas políticos; son todos comprados o con bajadas de línea. No son creíbles. Yo puedo hablar de política porque no recibo ningún sobre. Mi opinión es válida te guste o no.
Tocando más tu vida personal, ¿cuál es tu tipo de hombre?
A mí me gustan mucho los intelectuales. Soy una mina rara…media bichera (risas). No quiero dar nombres de ex parejas, para que no se sientan mal y quemarlos (risas). El hombre inteligente me fascina. Puede estar recontra mal vestido…obviamente siempre limpio…pero necesito que tenga un cerebro para poder garchar con él.
Llegaste a los 41 años y estás en pareja hace poco tiempo con Alejandro Borenstein. Siempre te preguntan si te gustaría ser madre, pero decís que no lo sentís como una necesidad impuesta. ¿Nunca lo fue?
Jamás. Obvio que para mis amigos una cuarentona sin hijos es medio raro. Me encantaría ser madre y siento que sería la mejor. Tengo dos cachorras y son mis hijas, hasta soy madraza de ellas. Pero siento que la maternidad es una sintonía perfecta; un hombre que aparezca en mi vida…o un hombre que ya está y que en un momento me diga que tengamos un hijo. Ahí me muero.
Ya que te pasa a buscar hoy por este estudio, podrías intentarlo. ¡Así tenemos la primicia!
¡Claro! (risas) Pero para mí, el momento que decida tener un hijo tendrá que ser el perfecto. Cuando mi ex marido no quería yo sí, cuando él quería ya me estaba separando. Y después, cada hombre con el que estuve me propuso matrimonio e hijos. Pero a mí no me resultó. Mis viejos hace casi 50 años que están juntos y siempre hablan de que ellos sabían que deseaban tener familia. Ese momento va a ser soñado, así quiero vivir la maternidad. No me gusta la típica: “Fue una noche y pasó…no lo estábamos buscando”. Tener vida adentro mío sería algo maravilloso. Pero no me quita el sueño. Aunque no se qué va a pasar, más allá de que sienta que este momento es especial laboralmente. Hasta podría casarme, tener muchos hijos y seguir trabajando…o abandonarlo todo.
Una vez Adad me dijo: “Vos sos una Doña Rosa aggiornada”. Puedo estar hablando con un cartonero, con un gobernador, con un colega, pero pregunto con sentido común. Siento que me sobra calle. Todos se piensan que me quedo detrás del vidrio polarizado del auto importado. Todos los viernes en el programa de radio voy a la casa de los oyentes y cuento cómo viven. La semana pasada estuve en el Garrahan. Como comunicadora me gusta estar en el lugar de los hechos, escuchar a los otros y que ellos cuenten qué pasa. Siento que no estoy en pose. Antes no estaba relajada y tenía más enemigos. Hoy no los registro, aunque los tenga. En verdad, siempre fui mi única enemiga. Tengo el poder de mi vida, antes lo cedía bastante. Y por más que te critiquen o te halaguen, cuando te vas a dormir estás sola con tu cabeza.
¿Podrías vivir sin la radio?
No, no podría. Con el programa de radio pasa algo particular. Tengo oyentes totalmente variados: mozos, amas de casa, médicos…hasta ministros. Soy multitarget. Puede pasar que me sienta mejor un día con la tele y otro con la radio. Pero soy tan yo en todo, que experimento un poco de vértigo. Obvio que me guardo algunas cosas de mi vida, pero siempre soy Viviana.
Y hoy, ¿cómo te sentís en el mundo de los chimentos?
Me gusta la frivolidad, pero siento que estoy yendo hacia otro lado. No soporto tanto pelotudeo. Lo banco cuando es genuino y nos divertimos todos. No voy a mentir, yo también tengo mis momentos pelotudos y la paso genial. Pero sueño con un programa de tele distinto. Algo que mezcle la radio, la tele, un poco lo autobiográfico, cocinar, recomendar una película. Todo eso soy yo. La tele está muy pacata y no se animan a darle un respiro extra a los que están buscando otra cosa.
¿Qué tipo de gente te sigue?
La verdad que no tengo fans, tengo afines. Fans suena como loquitos que te persiguen sin rumbo. Para mí, todos somos un gran grupo de terapia donde tenemos algo para enseñarle al otro. Y me gusta el horario en el que estoy en Vale, de 7 a 10, porque está genial despertar a la gente.
En el caso de Hoy puede ser un gran día, se nota que es muy descontracturado, que casi ni se programa lo que vas a decir al aire…
Es tipo reality. Yo me siento, digo “Buen día” y ahí recién empieza. Me desconecto de lo que me puede estar pasando en mi vida. Puteo a los políticos si tengo ganas, critico una película, bailo en el estudio. Siempre digo que el día que en la radio el teléfono no funcione, me muero. Necesito la presencia del otro, pido que me llamen. Jamás se lo que voy a decir, hacia dónde va a ir el programa. Preciso a la gente del otro lado.
Elegí una persona común y una persona pública que te gustaría entrevistar…
Me gustaría entrevistar a una persona que se está por morir, a alguien que le quedan seis meses de vida. Preguntarle qué cosas no nos podemos perder de nuestro paso por este planeta. Y me fascinaría entrevistar a Cristina (Kirchner). Me encanta debatir con personas con cabeza. Tengo muchas cosas para charlar con ella.
¿Cuáles?
Soy de la que pregunta en función del momento. Obviamente que para una persona tan importante necesitás preguntas técnicas previamente armadas. Pero la entrevista tocaría mucho su vida como mujer. Algunas veces me pongo a pensar: “Me levanto y me cuesta ir a la radio, porque me duelen los ovarios. Y ella es presidente, ¿cómo hace?”. Y no diría que todo es genial y divino; discutiría con ella. Pero, siempre con mucha onda y respeto. Sería buenísimo entrevistarla un domingo en la Quinta de Olivos, pero que ella esté en jean y zapatillas. Hablar de cuáles son sus miedos, angustias, cómo es estar sin el hombre de su vida, ¡preguntarle qué cosas dejó de lado y si vale la pena ser presidente! Saber si siente hartazgo. Me gustaría preguntarle por qué no estuvo en la tragedia de Once. Los cuidadanos les pagamos el sueldo a los políticos para que velen por nosotros y nos cuiden.
¿Está farandulizada la política?
Todo está farandulizado. Y siento que estoy cero farandulizada, aunque haya sido la profesión que me vio nacer. Me encanta la política y lamento que no haya una oposición seria. Los políticos no soportan una crítica y en ese sentido, se parecen a los famosos. Si es con respeto y con inteligencia, no tendría por qué molestarles. Me encantaría hacer política en algún momento.
En función de esto, ¿te das cuenta que tanto vos como Jorge Rial están transitando un camino parecido? Él con su programa de radio en La Red, vos con C5N.
Tanto él como yo ahora intentamos dar otro tipo de mensaje. Hasta mi programa de la tarde dejó de ser puro chimento. Me parece que mucha gente se quedó en el tiempo. Y no hay programas políticos; son todos comprados o con bajadas de línea. No son creíbles. Yo puedo hablar de política porque no recibo ningún sobre. Mi opinión es válida te guste o no.
Tocando más tu vida personal, ¿cuál es tu tipo de hombre?
A mí me gustan mucho los intelectuales. Soy una mina rara…media bichera (risas). No quiero dar nombres de ex parejas, para que no se sientan mal y quemarlos (risas). El hombre inteligente me fascina. Puede estar recontra mal vestido…obviamente siempre limpio…pero necesito que tenga un cerebro para poder garchar con él.
Llegaste a los 41 años y estás en pareja hace poco tiempo con Alejandro Borenstein. Siempre te preguntan si te gustaría ser madre, pero decís que no lo sentís como una necesidad impuesta. ¿Nunca lo fue?
Jamás. Obvio que para mis amigos una cuarentona sin hijos es medio raro. Me encantaría ser madre y siento que sería la mejor. Tengo dos cachorras y son mis hijas, hasta soy madraza de ellas. Pero siento que la maternidad es una sintonía perfecta; un hombre que aparezca en mi vida…o un hombre que ya está y que en un momento me diga que tengamos un hijo. Ahí me muero.
Ya que te pasa a buscar hoy por este estudio, podrías intentarlo. ¡Así tenemos la primicia!
¡Claro! (risas) Pero para mí, el momento que decida tener un hijo tendrá que ser el perfecto. Cuando mi ex marido no quería yo sí, cuando él quería ya me estaba separando. Y después, cada hombre con el que estuve me propuso matrimonio e hijos. Pero a mí no me resultó. Mis viejos hace casi 50 años que están juntos y siempre hablan de que ellos sabían que deseaban tener familia. Ese momento va a ser soñado, así quiero vivir la maternidad. No me gusta la típica: “Fue una noche y pasó…no lo estábamos buscando”. Tener vida adentro mío sería algo maravilloso. Pero no me quita el sueño. Aunque no se qué va a pasar, más allá de que sienta que este momento es especial laboralmente. Hasta podría casarme, tener muchos hijos y seguir trabajando…o abandonarlo todo.
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